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La evaluación del proceso de enseñanza

 


En  la “evaluación del proceso de enseñanza”, las dimensiones evaluables pueden ser:

  •       evaluación de los proyectos curriculares
  •       evaluación de la programación
  •       evaluación de los materiales curriculares
  •       evaluación de las actividades educativas
  •       evaluación de la organización escolar.

 

Cada una de las dimensiones establecidas posee unos indicadores o elementos de valor que las desarrollan y permiten recoger información muy significativa sobre las mismas. Los indicadores explicitan de forma clara las cualidades que debe tener el centro para acercarse al ideal, al tiempo que establecen criterios para valorar la información que con ellos se recopila.

Los indicadores se elaboran teniendo presente la caracterización del centro concreto y los estudios e investigaciones sobre las variables relacionadas con la organización y el funcionamiento de los centros educativos.

 Para la selección de los indicadores  de evaluación del proceso de enseñanza se tiene en cuenta los siguientes requisitos:

  1. la relevancia, es decir, que se refieran a factores clave o muy influyentes para la calidad del centro;
  2. la comprensividad, se deben contemplar todos los aspectos o dimensiones importantes de dichas factores;
  3. la claridad y concreción, evitándose formulaciones excesivamente generales o con terminología ambigua;
  4. la operatividad, los indicadores deben permitir obtener la información adecuada para tomar decisiones de mejora, si fuera necesario.

 La explicitación de los indicadores procura, ante todo, formulaciones inteligibles, de modo que si se trata de indicadores cuantitativos expresen inequívocamente aquello que se pretende aprender y si se trata de indicadores de índole cualitativa puedan permitir que con la metodología precisa permita obtener una información objetiva y fiable.

 

Para hacer posible que la información recopilada al analizar cada indicador pueda traducirse en el resultado de una medida, se han determinado cuáles son los aspectos, cualidades o elementos que constituyen el proceso al que se refiere dicho indicador. Estos aspectos, cualidades o elementos de un indicador son los descriptores, que se han definido de modo que expresen su significado con la mayor claridad y objetividad posible, con el fin de que la parcela objeto de evaluación pueda captarse inequívocamente.

 

En los planes de evaluación de centros  se pueden utilizar dos tipos de descriptores, unos cuantitativos y otros cualitativos.

Los primeros son fáciles de explicitar, no suponiendo gran dificultad ya que agilizan patrones de medida convencionales. Sin embargo, en el caso de los descriptores de carácter cualitativo no pueden explicitarse tan fácilmente, como sucede cuando se trata de conocer grados de motivación, adecuación de procedimientos, grados de satisfacción, etc., por lo que para calibrar la información aprehendida mediante ellos se han dispuesto unas normas, patrones o criterios de medida que permitan determinar, de forma simple y objetiva, el grado que corresponde a la información. A veces, la medida de los descriptores puede consistir en confirmar o no la presencia de un fenómeno, otras en indicar un grado y, en ocasiones, en cuantificar.

La mayor parte de los descriptores del Plan de Evaluación de los Centros Educativos son de tipo cualitativo, ya que éstos aportan una información más rica para fundamentar los juicios de valor subyacentes. En el instrumento de evaluación, junto a estos indicadores se puede incluir  escala del 1 al 5 que, aunque se utiliza de forma cuantitativa, tiene, no obstante, su equivalente cualitativo, ya que el grado o categoría que se manifiesta en cada descriptor se traduce en un resultado concreto con una interpretación objetiva.

Para facilitar la conversión de la escala cuantitativa en su equivalente cualitativo, se consideran distintas situaciones bien definidas que describen diversos niveles de comportamiento o de realización con respecto al correspondiente descriptor. Estos niveles se ordenan jerárquicamente, de modo creciente.

Sin duda, el motivo principal de la gran difusión de los indicadores se encuentra en sus rasgos definitorios: su carácter sintético y su capacidad para orientar en la toma de decisiones, sin que ello permita extraer conclusiones unívocas ya que su principal contribución es aportar elementos de juicio para interpretar una realidad.

 Para evaluar los proyectos curriculares, las programaciones, los materiales y las actividades educativas, diferentes autores (Antonia Casanova, Pérez Juste...) incluyen en sus libros y artículos una serie de indicadores que a título orientativo tratan de poner en manos de los docentes un instrumento para facilitar la evaluación de sus programaciones y su propia práctica docente.

 

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