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La evaluación de los recursos didácticos



Es muy importante la evaluación de los materiales curriculares por parte del profesorado, convirtiéndose en imprescindible para un uso adecuado de éstos. Hay que recoger información sobre las características de los materiales y analizarla para poder tomar decisiones sobre cuáles de ellos con más adecuados pero también tomar decisiones sobre de qué manera se usarán en el aula. 

Esta evaluación es imprescindible para conocer si el material en cuestión es coherente con el proyecto curricular del Centro, si se adapta a contexto, si tiene rigor científico,… Aunque realizar esta evaluación puede parecer algo complejo, esta complejidad es la propia del hecho educativo y afrontar la complejidad requiere necesariamente de procesos de análisis y de reflexión. 

En el análisis y evaluación de los recursos didácticos se debe tener en cuenta varios aspectos de gran importancia. Empezaremos por el ámbito de análisis en función de las intenciones educativas. La intencionalidad es un rasgo característico de la educación escolar. Las decisiones curriculares tienen que poder justificarse en función de las intensiones educativas definidas. El análisis nos tiene que ayudar en la información sobre la adecuación de los contenidos que se desarrollan en el material de manera que podamos decidir si se requiere efectuar cambios, añadir o suprimir adaptaciones de contenidos,… Además hay que analizar cuáles son los valores y las actitudes que fomenta implícitamente el material. Este análisis es particularmente muy interesante ya que uno de los mecanismos básicos de aprendizaje d actitudes y valores es el aprendizaje de imitación de modelos y el material curricular lleva a determinados modelos. 

Otro ámbito de gran importancia es el análisis en función de los elementen favorecedores del aprendizaje. En este ámbito podemos analizar la coherencia de las propuestas del material con relación a los elementos que favorecen un proceso de aprendizaje de construcción personal y funcional. Para hacer más sencillo el análisis se pueden contemplar aspectos específicos. 

A título muy orientativo se pueden analizar los siguientes elementos: materiales informativos o de consulta; existencia de introducciones y organizadores previos que faciliten la conexión de los nuevos contenidos con los aprendizajes previos de cada alumnos; elementos facilitadores de la motivación; posibilidad de diferentes grados de lectura, diferenciando entre informaciones esenciales, complementarias y anecdóticas; existencia de síntesis y resúmenes que faciliten la comprensión del texto y finalmente materiales con propuestas de actividades.

 El análisis de las actividades que propone el material nos servirá para conocer qué aspectos están bien resueltos y qué tipo de actividades se tendrían que añadir o complementar para ayudar a que se den elementos que favorezcan el aprendizaje del  alumno. 

En el ámbito de análisis en función de la atención a la diversidad debemos prestar gran atención a la diversidad del alumnado, se trata de una cuestión clave. Aunque los materiales estandarizados tienen dificultades para construir medios especialmente facilitadores de aquella atención, hay que analizar si le permiten y si sugieren posibilidades en este sentido; propuesta de distintos niveles de objetivos y contenidos; de actividades complementarias, de ampliación y de refuerzo; de distintas posibilidades de actividades para el aprendizaje de un mismo contenido… Tanto en este ámbito como en los anteriores hay que buscar las justificaciones en la guía didáctica pero teniendo en cuenta que, en ocasiones, los materiales incluyen propuestas que sólo formalmente responden a algunas de las cuestiones señaladas pero que en realidad, no aportan nada nuevo a un enfoque bastante homogéneo que suele caracterizar a la mayoría de los libros de textos. 

Finalmente el último ámbito a tratar es el de análisis en función de los aspectos formales que se refiere a aquellos aspectos formales que no se hayan contemplado con anterioridad al analizar los ámbitos anteriores: diseño, precio,… Todos estos ámbitos cubren las grandes cuestiones a analizar: qué pretende enseñar el material, qué elementos favorecedores del proceso de construcción del aprendizaje incluyen, como contemplan un aspecto tan relevante como al atención a la diversidad, y cuáles son sus características formales. La evaluación incluye recogida y análisis de información pero también toma de decisiones. 

Estas decisiones deberían pensarse en el sentido de plantearse para qué es adecuado el material, para qué no lo es, y para qué lo puede ser siempre que se use de determinada manera. Proceder al análisis de materiales curriculares para tomar decisiones significa que decidimos profundizar en la reflexión sobre el sentido de nuestra acción educativa y sobre como entendemos nuestra profesionalidad. Como hemos estado comentando la evaluación y análisis de cualquier recurso didáctico o de los contenidos toma gran importancia, pero no tenemos que quedarnos ahí. Si a le damos importancia a la evaluación de un recurso también toma gran importancia la evaluación del alumno en el proceso de aprendizaje. Pero con la evaluación no se trata de “clasificar” a todos y cada uno de los estudiantes, sino más bien “valorar” o “descubrir” las posibilidades de cada uno de ellos con objeto de que se desarrollen al máximo así como sus limitaciones para poder salvarlas o compensarlas. Además, podemos decir que dentro del conjunto de acciones y actividades que conforman la práctica educativa, la evaluación es la que provoca mayor inquietud. 

La forma en que se plantea y desarrolla la evaluación, así como el sentido que se da a sus resultados, constituye un motivo de enfrentamiento entre los diferentes sectores de una comunidad educativa. Posiblemente, la causa de todo esto se encuentre en que existe confusión en torno al concepto de evaluación, a sus elementos y a sus funciones. Así, es frecuente comprobar como la evaluación se identifica única y exclusivamente con la calificación del alumnado; como la promoción de ciclo o curso se decide sin tener en cuenta más que las calificaciones; o como a la evaluación se le reconoce como finalidad sólo la de sancionar el aprendizaje realizado por el alumno. Solucionar esta problemática requiere mejorar el conocimiento sobre la evaluación, como paso previo para que pueda ser entendida y valorada como lo que se espera que sea, una herramienta que facilita el aprendizaje y que conduce a la mejora de los resultados educativos.

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